66 días bastan para cambiar un hábito

Es una creencia popular que se necesitan 21 días para formar o romper un hábito. Sin embargo, un estudio reciente sugiere que el número real de días necesarios para formar un hábito puede ser un poco más largo.

El estudio, publicado en el Journal of Experimental Psychology, se llevó a cabo durante 84 días y encontró que los participantes tardaron un promedio de 66 días en formar un hábito.

Aunque el estudio tuvo una muestra pequeña, es uno de los primeros en examinar el tiempo real que se tarda en formar un hábito. Los investigadores creen que el tiempo real podría ser aún mayor, ya que el estudio se llevó a cabo en un entorno controlado y los participantes estaban motivados ​​por el dinero.

Aunque se necesita un poco de tiempo y esfuerzo para formar un hábito, el estudio sugiere que es posible hacerlo. Con un poco de persistencia, es probable que puedas lograr cualquier hábito que te propongas.

¿Qué es la regla de 21 90?

La Regla de los 21 días es una teoría que señala que el tiempo que se tarda en formar o romper un hábito es de 21 días. La Regla de los 90 días es una versión más realista de la misma teoría que señala que el tiempo que se tarda en formar o romper un hábito es de 90 días.

La teoría de la Regla de los 21 días se originó en el best-seller de 1960 “Psycho-Cybernetics” del Dr. Maxwell Maltz. El Dr. Maltz era un cirujano plástico y notó que sus pacientes necesitaban unos 21 días para acostumbrarse a su nuevo aspecto después de una cirugía. Esta observación lo llevó a la conclusión de que todos necesitamos un tiempo similar para acostumbrarnos a cualquier cambio en nuestras vidas.

La Regla de los 90 días se originó en el libro de 2009 “The Happiness Project” de Gretchen Rubin. Rubin pasó un año experimentando con diferentes formas de mejorar su propia felicidad y encontró que era más realista asumir un tiempo de 90 días para formar o romper un hábito.

Aunque la Regla de los 21 días es una teoría más conocida, la Regla de los 90 días es una opción más realista para la mayoría de las personas. Si estás tratando de formar un hábito nuevo o de romper un hábito viejo, puedes esperar un tiempo de ajuste de 21 a 90 días.

¿Cómo cambiar hábitos en 21 días?

La mayoría de los expertos en el campo de la psicología y el desarrollo personal coinciden en que el tiempo mínimo necesario para cambiar un hábito es de 21 días. Aunque esto puede variar según la persona y la complejidad del hábito, 21 días es un buen punto de partida.

Para cambiar un hábito, hay que tomar consciencia de él y de su importancia. Luego, se debe formar una intención clara y específica de cambiar el hábito. A continuación, se debe tomar una acción concreta para hacer el cambio y, por último, se debe hacer un seguimiento del progreso.

Es importante notar que el cambio de hábito no es un evento, sino un proceso. Por lo tanto, es importante ser paciente y no esperar resultados inmediatos.

¿Qué debemos hacer para conseguir un cambio de hábito?

Conseguir un cambio de hábito puede resultar difícil, pero no imposible. Hay ciertas cosas que podemos hacer para aumentar nuestras posibilidades de éxito. En primer lugar, debemos tener una buena motivación. Si no estamos motivados, es muy probable que nos rendiremos en cuanto las cosas se pongan un poco difíciles. También es importante tener un plan. Debemos saber exactamente qué queremos cambiar y por qué. Luego, debemos establecer unos objetivos realistas. No podemos esperar cambiar un hábito de toda la vida en cuestión de días o semanas. Tenemos que ser pacientes y darnos tiempo. Otra cosa importante es la persistencia. No debemos desanimarnos si al principio no vemos resultados. A veces, los cambios de hábito requieren mucho tiempo y esfuerzo. No debemos perder la esperanza.

¿Cuando algo se vuelve costumbre?

Una costumbre es una forma específica de actuar que se realiza de manera regular y se considera apropiada en un contexto social determinado. Las costumbres pueden ser aprendidas a través de la familia, la escuela, la religión o medios de comunicación, entre otros. Algunas costumbres son consideradas positivas, como el cepillado de los dientes, mientras que otras pueden ser vistas como negativas, como fumar.

¿Cómo se forma una costumbre?

Una costumbre se forma cuando una persona realiza una acción de manera repetida hasta que se convierte en un hábito. Esto puede ocurrir de manera consciente o inconsciente. Por ejemplo, un niño puede aprender a cepillarse los dientes después de comer porque sus padres siempre lo hacen y se lo enseñan. O bien, una persona puede fumar porque sus amigos fuman y piensa que es “cool”.

La formación de una costumbre requiere cierto nivel de repetitividad. Una persona puede realizar una acción una o dos veces y no considerarla como una costumbre. Por ejemplo, una persona puede limpiar su casa un sábado y no considerarlo como una costumbre. Sin embargo, si esta persona limpia su casa todos los sábados, es probable que lo considere como una costumbre.

¿Por qué se forman las costumbres?

Las costumbres se forman porque nos da cierto nivel de comodidad o seguridad. Realizar una acción de manera regular nos hace sentir bien porque sabemos lo que tenemos que hacer y no tenemos que pensar mucho al respecto. Por ejemplo, si siempre nos lavamos los dientes después de comer, no tenemos que preocuparnos por hacerlo o no hacerlo. Simplemente lo hacemos porque es nuestra costumbre.

Otras veces, las costumbres se forman porque nos dan cierto nivel de seguridad. Por ejemplo, algunas personas siempre cierran la puerta con llave porque les da una sensación de seguridad. Otros pueden tener la costumbre de revisar sus correos electrónicos cada cinco minutos porque no quieren perderse nada importante.

¿Cómo se pueden cambiar las costumbres?

Cambiar una costumbre puede ser difícil, pero no es imposible. Lo primero que se necesita es la voluntad de cambiar. Si no queremos cambiar, es muy probable que no lo hagamos.

También se necesita un plan. Simplemente decir “quiero dejar de fumar” o “quiero empezar a cepillarme los dientes después de comer” no es suficiente. Necesitamos un plan para llevar a cabo el cambio. Por ejemplo, si queremos dejar de fumar, podemos empezar por reducir el número de cigarrillos que fumamos al día. O si queremos cepillarnos los dientes después de comer, podemos colocar una nota en el lavabo para recordarnos hacerlo.

Finalmente, se necesita persistencia. Cambiar una costumbre no suele ocurrir de la noche a la mañana. A veces, podemos caer en la tentación de volver a nuestras viejas costumbres. Es importante persistir y no dejar que esto suceda.

Queda claro que cambiar un hábito puede llevar un poco de tiempo y esfuerzo, pero vale la pena. Si estás dispuesto a comprometerte a cambiar un hábito, puedes hacerlo en solo 66 días.

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